Perks of having social anxiety... or something like that.

No siempre me ha costado entablar conversaciones con las personas. No siempre he pensado mil veces las cosas antes de decirlas. No siempre he sentido esa incomodidad en el estómago cuando tengo que asistir a eventos sociales.

Recuerdo que cuando era pequeña no me costaba ir a jugar y hablar con el primer niño que se cruzara para así poder jugar juntos. "Hola, me llamo Sofía, ¿quieres jugar conmigo?", y así de simple hacía amigos, aunque hayan sido solo por un día. Me dicen que de pequeña no dejaba de hablar, y que hablaba como una vieja. Era como que... un show para los mayores. Me ponía a bailar en los eventos familiares, cantaba el himno nacional en la puerta de Santa Isabel, jugaba a que era cobradora de micro en las escaleras de la casa de mi tía "¡todo Javier Prado, La Molina!". ¿Cuándo cambió todo esto? Pues de eso no estoy segura. Solo sé que de pronto no podía ir a sitios sola, me daba vergüenza hablar con gente extraña. ¿A eso se le llama pubertad? La época en la que te das cuenta de que las cosas que hacías cuando eras aún pequeña eran totalmente vergonzosas. Pues me llegó, y con fuerza. Y poco a poco se fue intensificando. En el colegio, donde antes me podía hablar con todas las personas de mi salón, ahora solo hablaba con mis amigas y con los demás cuando era necesario. En la universidad me costó hacer amigos. Me pasé casi todo el primer ciclo sin tener ese "grupito" de amigos. Estoy muy agradecida de haber encontrado a mi "grupito" de amigas, no estoy segura de cómo nos hicimos amigas, pero no lo cambiaría. Empezar a trabajar fue otro dilema. Entrevista de trabajo, es normal estar nerviosa, todos lo estamos. Reuniones de integración, mi terror. Casi siempre se me cruzaban con otros eventos, entonces me "salvaba" por así decirlo. La verdad es que sí quería ir a esas reuniones, pero un millón de preguntas invadían mi cabeza y entraba en un gran debate conmigo misma. ¿Ansiedad social? ¿Así se llama esto? Me preguntaba cosas absurdas como: ¿y con quién voy a conversar? ¿No tengo tanta confianza con nadie? ¿Y si hago algo vergonzoso? Esas preguntas siempre han sido ese obstáculo. Muchas veces me han impedido ir a sitios a los cuales SÍ quiero asistir, pero... esas inseguridades me hacen no ir. Si vieran mi mente días antes de un evento social. Total desastre. Paso por todas las etapas.

Etapa 1, emoción: "¡va a ser muy divertido!"
Etapa 2, preocupación: "¿con quién voy a ir? No quiero llegar sola, no quiero estar sola ahí."
Etapa 3, inseguridad: "¿y si digo algo estúpido? Creo que no les agrado."
Etapa 4, convencerteatimismadequetodoestábien: "está bien, Sofía, son tonterías las que estás pensando. ¿Qué de malo puede pasar?"

El final de eso puede variar. A veces me libro de esos eventos sociales y literal, se siente como si me hubieran quitado el saco de papas que tenía encima. Pero otras veces sí voy a esos eventos y pienso "¡qué bueno que vine! No me hubiera gustado perderme de esto."

La verdad sí siento de que esto es un obstáculo, porque muchas veces me he perdido de cosas y ah, hubiera sido bueno ir. Se ve divertido. Me encantaría no sentir ese nosequé en el estómago cuando tengo que hacer cosas importantes o hablar con gente que no conozco, o inclusive con las que no tengo tanta confianza.

No siempre me ha costado entablar conversaciones con las personas... y me gustaría cambiarlo.